Tengo depresión. Así me siento
Tengo depresión

Me siento triste a menudo, desanimado de cara al futuro y al día, me cuesta disfrutar de lo que hago, me siento apático, sin ganas, me falta energía, me cuesta levantarme cada mañana, incluso las acciones más simples, suponen un gran esfuerzo para mí (vestirme, peinarme, preparar la comida, ir a hacer la compra…), me cuesta salir de casa, no por miedo, si no por esa falta de energía y esa tristeza y angustia, me siento abatido, y prácticamente “tengo que tirar de mí” para iniciar cualquier acción, y no siempre lo consigo, me siento culpable por casi cada cosa que hago, y que no hago, se me acumulan las tareas por falta de fuerza y ganas para hacerlas, siento ganas de llorar a menudo, sin motivo, mi pensamiento va lento y mis respuestas tardan en salir, me cuesta pensar con claridad y tomar decisiones, siento la necesidad de retirarme de las situaciones y busco la soledad y el aislamiento, pienso que mi vida es un fracaso y que mi persona, no vale nada, me siento desesperanzado ante el futuro, no creo que me vayan a suceder cosas buenas, es más, últimamente a mi mente sólo acuden los recuerdos de todas las cosas malas que me han sucedido, tengo miedo a perder lo poco que tengo, a veces pienso que lo mejor sería morirme, no tengo muchas ganas de hablar, he perdido el interés por los demás y por participar en las cosas de la vida, no tengo ganas de comer, he perdido peso y duermo mal, suelo despertarme muy temprano, en mi mente se amontonan los pensamientos negativos y derrotistas junto con otros que me recuerdan, constantemente, lo que debería estar haciendo, para al final no cumplir con casi ninguno, sintiéndome cada vez peor, muy poca gente puede comprender cómo me siento y lo difícil que es para mí sacar adelante un simple día, los demás me dicen que me tengo que animar, que salga y que tengo que ser positivo… ya lo sé, pero me siento como si encima de mí llevara un yunque pesado que me impide avanzar. Sólo siento tristeza, cansancio, mucho, y desesperanza.

A veces, logro salir a la calle y doy un paseo, sin ganas, sintiéndome como un cuerpo físico que camina sin más, sin capacidad para marcarme un rumbo y seguirlo. Observo a la gente, parecen felices, pienso en lo fácil que es para ellos caminar, hacer los recados, hablar, coger el autobús, ir a trabajar… y sin embargo yo, me escondería en un rincón o me iría a refugiarme en mi casa… “debería, debería, debería…”, yo sólo siento que no puedo. A veces, he oído a la gente opinar sobre la depresión, algunos la mencionan de forma despectiva, comentan incrédulos que “eso es un paripé, que hay mucha gente que vive del cuento”, “que ellos no tienen tiempo de tener una depresión, que tienen mucho que hacer”, incluso una vez alguien dudó de mí y de lo que me pasaba, porque me vio paseando por la calle, “tan mal no debe estar, cuando anda por la calle”… supongo que me verían una de las pocas veces que logré salir de casa.

Comprender una depresión puede ser difícil para muchos. No todas las personas tienen una vulnerabilidad a desarrollar una depresión (o dos…) a lo largo de la vida. Lo que sí es seguro es que todos tenemos una vulnerabilidad a desarrollar alguna “dolencia o malestar” psicológico.

Con este relato, que refleja cómo se siente una persona que está sobrellevando una depresión, quiero lanzar un “mensaje de apoyo y esperanza” para estas personas: no lo pases sola, pide ayuda, comparte tu malestar con aquellos que sí pueden ayudarte; y un “mensaje de prudencia y empatía” para el resto de personas que no han pasado nunca por una depresión: no juzgues ni opines a la ligera sobre la depresión ni sobre esa persona que la está pasando. La lucha que lidian cada día es grande y costosa. Oriéntalas hacia la ayuda, y si no sabes qué decir, acompáñala aunque sea en el silencio y muéstrales un lenguaje no verbal comprensivo y respetuoso.

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