¿Qué es eso de somatizar?

“Me duele la cabeza, me duele el estómago, me ha sentado mal la comida, se me han contracturado las cervicales, me han salido unas ronchas en la piel, siento un pinchazo en el pecho, tengo palpitaciones, siento mareos,…”

Muchas veces estos síntomas aparecen en el cuerpo como señal de estar acumulando y soportando un gran nivel de tensión. Otras veces pueden ser la señal de una enfermedad física, por eso se recomienda acudir al médico para descartar. Pero si tras realizarnos pruebas médicas, nos dicen que los síntomas no son de origen físico, pasamos a la segunda causa: son de origen psicológico.

Cuando la tensión emocional producida por la tensión psicológica “toma forma” de dolencia física, decimos que se ha somatizado. Todos podemos somatizar, pero hay ciertas personas que tienen mayor tendencia a ello: personas con rasgos de personalidad de hiperresponsabilidad, meticulosas, perfeccionistas, tendentes a hacerse cargo de muchas cosas (y a querer hacerlas bien), aprensivas, con dificultad para expresar sentimientos, y con un alto nivel de auto-exigencia, entre otros rasgos.

Estos síntomas se sienten exactamente igual que si tuviera una enfermedad física, solo que en vez de tener algo orgánico, es de origen psicológico y funcional: el órgano está bien, no está dañado, pero no funciona bien, lo que produce los síntomas. La piel y el pelo, el sistema digestivo y el inmunitario, o el aparato musculoesquelético, por ejemplo, son varios de los sistemas del organismo más vulnerables a las somatizaciones, entre otros.

Es normal que tras la acumulación de situaciones estresantes (grandes o pequeñas) el cuerpo responda, y a veces responde somatizando. Es momento para revisar qué estamos haciendo y sobretodo, cómo lo estamos haciendo: la mirada tiene que ir hacia dentro para identificar nuestro lenguaje interno mientras estamos haciendo las cosas, ya que de ahí nace lo que sentimos. Lo que me exijo, lo que creo, lo que espero, lo que los demás esperan, el cómo creo que debería suceder, lo que no tendría que ser, lo que tengo que hacer… y un largo listado de exigencias en forma de diálogo interno aprendido en el pasado, que se desencadena sin darnos cuenta.

A parte de realizar actividades que ayuden a liberar tensión, en muchos casos es importante buscar ayuda psicológica para aprender a identificar todos esos patrones internos “encubiertos” que se activan de forma inconsciente, para hacerlos conscientes y actuar:

Aceptando lo que no se pueda cambiar, cambiando lo que se pueda modificar y soltando lo que no se puede controlar. Tu cuerpo y tu mente lo agradecerán.

 

COMPARTIR EN:

Facebook Twitter Whatsapp