¿Por qué miente mi hijo?: Educar en la honestidad (Parte I)
Nomofobia

Cuando trabajamos con los padres y familias, es común que surja esta queja: "es que mi hijo miente mucho... echa la culpa a los demás... Él nunca es... y yo le insisto que no quiero que me mienta... y aunque le castigo, sigue mintiendo".

Pensamiento Adulto: "Mi hijo va a ser un mentiroso. Ésto tengo que evitarlo".

Antes de alarmarse, hay que colocar varias cosas:

Los niños, por evolutiva, inventan cosas y eso a ojos de los adultos "es una mentira". Lo que para el niño es un mero acto de exploración del uso del lenguaje y el impacto en su entorno -están explorando a ver qué pasa cuando digo ésto, o están añadiendo un poco de fantasía a su relato, algo que es normal en todo niño- para el adulto significa un atentado a la moralidad y a la ética. Interpreta que eso es inaceptable y quiere cortarlo de raíz. Se precipita a intervenir, y muchas veces mete la pata por reaccionar en exceso a algo que en principio es normal en el mundo infantil y en su desarrollo.

Una niña de 5 años le dice a su amiga de 5 años que ayer desayunó churros, y la amiga le dice "yo también". Le dice que además "montó en Poni" y la amiga le dice "yo también". A ojos del adulto, eso es mentir. A ojos del niño sólo está intentando igualarse con el otro.

RECORDAD que con nuestras REACCIONES marcamos muchas de las conductas de nuestros hijos, ayudamos a que se fijen, y eso implica que será más probable que vuelvan a usarlas. Si ésto se repite mucho, entonces sí, nuestro hijo puede APRENDER a usar la mentira para funcionar en su vida, porque ha aprendido que obtiene algo a través de ella (atención parental o social, generar sorpresa o expectación en los demás,...).

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